La meditación de compartir una terapia de Shiatsu Zen

Además de los inconmensurables beneficios que se pueden experimentar al recibir una terapia de Shiatsu, también esta práctica ofrece al practicante (el terapeuta) una sincera y profunda posibilidad para poder trabajarse internamente. En muchos aspectos se podría comparar la práctica del Shiatsu Zen con la de algún arte marcial o alguna danza.

Al aplicar Shiatsu el practicante naturalmente debe conectar su mente y aliento con su cuerpo físico, encontrar su centro de gravedad anatómico y energético, y desde allí aprender a moverse, detenerse y sostener.

Trabajar con humildad sobre el suelo, utilizar sus dos manos, reencontrarse con un otro.

Recobrar la sencillez, la sensibilidad y la paciencia, disponerse para estar lo más presente posible, y lo más desapegado posible también.

Y recordar la belleza y lo sanador del trabajo con las manos y el corazón.